¿Estás teniendo problemas de conducta con tu hijo? ¿Tu hijo no se porta bien?, ¿tiene una conducta desafiante?, ¿no entiende de consignas o normas de conductas?
El mal comportamiento refleja necesidades emocionales insatisfechas.
Casi nunca nos damos cuenta de que, cuando los hijos se portan mal de verdad, seguramente es porque están gritando: ¡Ayúdame, por favor!
En realidad, están diciendo: “Interrumpe mi conducta, por favor, o me haré daño o le haré daño a alguien. Quiero aprender a contenerme porque no me gusta sentirme así cuando estoy descontrolado. No me gusta sentirme culpable por haber lastimado a los demás y no me gusta sentirme avergonzado todo el tiempo. Soy una buena persona. Ayúdame a expresar mi bondad, por favor. No quiero ser alocado ni rebelde. Eso me sienta fatal.”
Comprendo que es difícil escuchar esta suplica subyacente cuando un hijo esta pataleando, mordiendo, chillando, bebiendo o tomando drogas. Como esas conductas extremas nos asustan, resulta difícil mirar debajo de la manifestación externa en busca de algo que nos permita entender mejor. No obstante, solo si aceptamos que los hijos se portan mal debido a una necesidad emocional insatisfecha somos capaces de emprender un proceso serio de indagación.
El modelado conductual reconoce que la causa de que los hijos tengan conductas problemáticas no es que sean malos y que deban ser amenazados con castigos, en realidad, son buenas personas que están experimentando sensaciones difíciles que todavía no han aprendido a expresar de forma contenida. Si no se aborda la emoción subyacente, continuarán las manifestaciones superficiales de la conducta inapropiada. Cuanto más aprendan los hijos a exteriorizar sus emociones de manera contenida, menos veces se comportarán mal. El objetivo del modelado emocional siempre es la autorregulación emocional.
Es importante resaltar que el modelado conductual está ligado al grado de madurez de los niños, no a su comportamiento concreto ni a la edad cronológica.
Hay niños maduros para la edad que tienen, mientras otros maduran más despacio. Tenemos tan metidas las ideas tradicionales de edad y madurez que no llegamos a identificar el temperamento único de cada niño.
Instar a un niño a crecer, partiendo de la edad cronológica, es un esfuerzo tan grande que solo destruye su sentido de validez. Si a sus padres les frustra que el hijo “no es como los otros de su edad”, haremos bien en recordar que la edad no es más que un constructo. Por tanto, es prudente evitar las comparaciones.
Cada niño necesita planteamientos distintos en mayor o menos medida. Algunos funcionan bien con el refuerzo positivo, que utilizan para avanzar hacia el cambio. A otros les va mejor con reglas y directrices. Y aun otros prosperan gracias a la atención emocional, que favorece la creatividad. Según sea el niño que tengamos en frente, debemos ajustar el foco para satisfacer las necesidades individuales.
Si tu hijo se porta mal es importante que te preguntes:
-¿Mi hijo se porta mal por causa de falta de madurez emocional?
-¿Es mi hijo capaz de dominar esta tarea que se le pone/impone? ¿Tiene los recursos suficientes para lograrla?
-¿Necesita mi hijo que le brinde una respuesta más elaborada?
Si tu hijo se porta mal por falta de criterio debido a inmadurez emocional, comienzas de inmediato a comportarte desde otra perspectiva. En lugar de asumir una función de imponerte con disciplina, podes adoptar un papel más de educador.
Si necesitas orientación para ayudar a descifrar y contener las emociones de tus hijos podemos ayudarte.
Lic. Natali Gumiy
Atención a niños y adolescentes y orientación a padres.