Si bien ponemos el acento en los adultos mayores creo que los adolescentes son los que más están sufriendo el aislamiento social.
Atravesar la adolescencia es difícil en cualquier circunstancia y si sumamos estar en casa con nuestros padres y madres se complica aún más.
De pronto no pueden satisfacer esa necesidad de salir, de ver amigos, de ver a novios o novias, de ir bailar, de disfrutar los últimos años del colegio.
En la adolescencia se producen numerosos cambios tanto a nivel físico como emocional.
El cerebro se desarrolla de manera gradual durante la infancia, y al final de la adolescencia alcanza su tamaño máximo.
La última área que madura es la corteza prefrontal que ayuda a calibrar riesgos, se ocupa del control de impulsos, el juicio y la toma de decisiones. Así, los adolescentes cometen imprudencias y conductas rebeldes.
La autoconciencia tarda en madurar.
Los cambios conducen al adolescente hacia un gran objetivo: alcanzar una autonomía e independencia para poder ingresar en la vida adulta.
Comienza el desarrollo de la propia identidad.
Su cuerpo infantil tal cual lo conocen se modifica, los padres idealizados desaparecen, sus formas de percibir y de sentir el mundo cambian.
Para esto es de suma importancia estar rodeado de su grupo de pares.
Todo fue interrumpido justo en el instante donde necesitan sentirse grandes pudiendo ejercer cierta libertad.
Se pierden la posibilidad de concurrir a eventos, de las salidas, las competencias deportivas, sus estudios se modifican sumado a la gran incertidumbre de no saber cuándo finalizará.
Hay tantas adolescencias diversas como adolescentes existen.
Cada uno necesita diferentes cosas para estar bien.
Algunos les hace bien hacer gimnasia, meditar, aprender a tocar un instrumento, escuchar música, incursionar en una nueva manualidad.
No forzarlos a realizar una actividad determinada. Que puedan elegir que les hace bien en cada momento.
Es momento de actuar desde la escucha, desde el amor, desde la atención.
Todas las crisis desestabilizan pero también nos permiten la oportunidad de crecer y reinventarnos.
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