Durante los meses de verano, y con la excusa de las vacaciones, muchas familias se toman la libertad de hacer más flexible la rutina horaria de los niños. El clásico cambio que demandan los chicos es acostarse más tarde y despertarse menos temprano.
En sí mismos, estos permisos provisorios no tienen nada de malo. El problema surge cuando las clases se aproximan y es necesario reacomodar las rutinas (con resistencia por parte de los chicos), o se busca hacer el cambio muy bruscamente de modo que los niños presentan dificultades para adaptarse a los mismos.
Las consecuencias de una mala rutina de sueño varían, pudiendo incluir trastornos leves de sueño, mal rendimiento escolar, ansiedad, somnolencia durante el día, dolores de cabeza, etc.
A continuación se mencionan algunos consejos que pueden ayudar a reorganizar los horarios antes del comienzo de clases de manera más ordenada y menos abrupta:
- Realice el cambio de forma gradual. El tiempo no es solo un componente abstracto. Nuestro cerebro tiene su propio reloj biológico, y los cambios abruptos en las horas de sueño son difíciles de aceptar. Es mejor ir reduciendo los permisos con intervalos de media hora aproximadamente cada tres días para que el cuerpo acepte con mayor naturalidad el cambio y que los niños presenten menor resistencia.
- Calcule el tiempo de sueño necesario según la edad de su hijo. Las horas que debe dormir un niño para lograr el completo restablecimiento varían según la edad. Tenga en cuenta además que si el niño está acostumbrado a dormir siesta, las horas deben repartirse entre la noche y el día.
- Instale y respete rutinas de sueño saludables. No sólo anticipan al cuerpo para relajarlo y prepararlo para dormir, sino que además es una estupenda oportunidad para instalar rutinas de higiene (lavado de dientes, etc), o hábitos deseados (como la lectura antes de dormir).
- Evitar la pantalla antes de dormir. Al menos media hora antes de dormir, los niños deben ser alejados de los dispositivos electrónicos. La luz de estos dispositivos como también el nivel de excitación que producen sus estímulos dificultan a su cerebro entrar en estado de reposo y dormir con facilidad.
- Sea claro no sólo con el horario de acostarse sino con el de levantarse. Parte de la rutina de sueño saludable es también despertarse en el horario correcto. Un niño que duerme más horas por despertarse tarde tendrá mayores dificultades para dormir el día posterior.
- No utilice la cama como castigo. Si se envía al niño a dormir antes por portarse mal, la cama es asociada a este episodio y el niño presentará mayores resistencias para ir a dormir en ocasiones futuras.
- Promueva que sus hijos realicen ejercicio durante el día. La actividad física al aire libre durante el día ayuda a los niños a llegar más relajados y cansados a la hora de acostarse.
Preste atención a la dieta del niño. Muchos jóvenes presentan dificultades para dormir por consumir alimentos y bebidas con alto contenido de azúcares y cafeína por la tarde-noche. Esta clase de alimentos aumentan el nivel de excitación del sistema nervioso y hacen más difícil que el niño pueda relajarse para conciliar el sueño.
Gonzalo Romero
Lic. psicología
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