Perfeccionismo y exigencia
¿Posponés y revisás todo mil veces? ¿Tenés miedo a equivocarte o que te critiquen?
Los errores, las cosas imperfectas y el hecho de pensar que no se han realizado las tareas de manera suficientemente buena o que se podría haber esforzado más, son características propias del perfeccionismo. Socialmente, esta manera de actuar es muy valorada, potenciándola desde la misma infancia.
Sin embargo, esta cualidad puede convertirse en un problema grave para la persona y su entorno si se superan determinados límites. En este sentido, el perfeccionismo llega a ser un problema cuando interfiere en la vida cotidiana o en las relaciones de la personas, provocando un menor disfrute de las actividades o una inversión elevada de tiempo.
Cuál es la diferencia entre exigencia y perfeccionismo?
Una persona puede estar horas y horas practicando un deporte y disfrutarlo. Allí hay exigencia pero el perfeccionismo está marcado por la angustia. El objetivo final no es mejorar sino evitar las críticas y el temor al error. Subyace una creencia profunda que es: «Si lo hago perfecto, me amarán». Todo se mide en términos de logros y resultados. Es decir que, si se hace perfecto, es valioso; si no, no sirve en absoluto. Muchas veces, el perfeccionista queda atrapado en la mirada de los demás. De allí su intento por evitar los errores y los desastres y su dificultad para relajarse.
Algunas características de las personas perfeccionistas consisten en que comienzan alguna tarea con una gran preocupación por el error. Al equivocarse, sienten que todo se estropea, que todo se viene abajo como resultado del pensamiento catastrófico. El perfeccionista vive el error como una catástrofe, como un estigma, como algo que disminuye su estima. A su vez, tiene metas muy elevadas y difíciles de alcanzar.
El perfeccionista establece metas irreales, en cuanto a la magnitud o al tiempo para lograrlas, lo cual lo lleva muchas veces a frustrarse. Existe la necesidad de no relajarse hasta que algo sea perfecto. A su vez, piensa en términos de extremo: todo o nada. «Me sale perfecto o es un desastre«.
Las personas perfeccionistas tienen una autoevaluación negativa o crítica cuando las cosas le salen mal: culpa con enojo, lo cual es producto de su rigidez de pensamiento. Viven la mayor parte del tiempo insatisfechas, pues cuando logran algo inmediatamente está mirando la nueva meta. Saltan de gran momento en gran momento y pierden de vista «el disfrutar el ahora». Son hiper exigentes. Posponen y revisan todo mil veces, actitud que los paraliza. De allí que muchos perfeccionistas vayan de manera lenta y se molesten cuando otros se equivocan. Son muy duros consigo mismos, por el hecho de que su conciencia moral los castiga si hacen algo mal. Esto afecta su baja estima y sus logros.
Cómo trabajar sobre el perfeccionismo y la exigencia?
-Realizar una Evaluación más objetiva de las metas.
–Errores, parte de aprender. Equivocarse es humano. La mayoría de los errores que se cometen en un día no suelen tener consecuencias trágicas, sino que se pueden subsanar. Desdramatizar, los errores y lo trágico de la realidad, para ser más tolerantes con nosotros mismos.
–Una persona vale más allá de lo que tiene o logra. Si bien todos quieren ser aceptados y queridos, los afectos no son exclusivos al éxito laboral o económico. Quienes nos quieren, lo hacen por lo que somos, no por lo que hacemos o por cómo nos va.
-Dar el valor que tienen las cosas. No preocuparse tanto por los resultados, sino estar más atento al proceso. Poner el acento en el sentido que tienen las cosas y dale la importancia que realmente merecen.
Si sentís que necesitas ayuda, no dudes en llamarnos o escribirnos a: Info@centroidea.com.ar / 011-784-3922
Lic. Gisela Holc