Terapia Grupal con Técnicas Teatrales

Terapia grupal con técnicas teatrales para personas con diagnóstico de Ansiedad Social o Fobia Social.

La terapia grupal con técnicas actorales es una manera muy eficáz de abordar esta problemática. El tratamiento comienza con un trabajo corporal, ya que estas personas tienen un registro bastante pobre de su cuerpo. En general tratan de pasar desapercibidos, de no ocupar espacio, de achicarse. Su cuerpo siempre rígido, como consecuencia de estar permanentemente en alerta, tiene movimientos torpes y poco armónicos. Estos ejercicios son más efectivos cuando se introducen mediante el juego y a través de éste, los pacientes sueltan el cuerpo y la voz olvidándose momentáneamente de sus inhibiciones. De esta manera pueden vincularse con los otros integrantes del grupo, perdiendo de a poco el miedo a la opinión de los otros. El juego exige estar en el aquí y ahora, se debe responder al estímulo o consigna de manera espontánea. Los ejercicios motivan la desinhibición del paciente frente a los otros. Al interactuar con el otro se construye el vínculo. Es el instante en que aparece el vínculo con el otro. Un ejemplo es el contacto ocular.

Estos pacientes evitan este contacto por miedo a encontrarse con una mirada de desaprobación. Está comprobado que evolutivamente el vínculo madre-hijo es determinante en el desarrollo socio-emocional de los niños, la mirada sostenida entre la madre y su bebé amplifican las emociones positivas. Por eso recreamos nuevamente ese momento de estar con el otro sosteniendo la mirada. El objetivo es que los pacientes vuelvan a experimentar en el aquí y ahora lo que les sucede cuando miran y son mirados. Aprenden a darse cuenta de que no todas las miradas son iguales. Algunas provocan miedo y tensión mientras otras son más amigables e invitan a quedarse.

Las técnicas teatrales ayudan al paciente a desarrollar la creatividad y la imaginación a través del juego y de ejercicios de improvisación y de representación de escenas de autores clásicos. Es un espacio donde el paciente poco a poco se lanza a descubrir y experimentar.

Todos los ejercicios son estructuras diseñadas para producir una respuesta espontánea. Ayudan a desarrollar la actitud lúdica, la concentración, la interacción, la paciencia, el coraje y la entrega al mismo tiempo que fomentan el trabajo en equipo. El foco no está puesto en el resultado sino en el proceso. Para realizarlos es preciso estar permeable al entorno inmediato: espacio, objetos y las otras personas del grupo. Es dejar que todo produzca un impacto y así poder reaccionar en consecuencia. Es recibir para dar y dar para recibir, para eso hay que involucrarse física y emocionalmente. El paciente se nutre a través de la observación, abre la mirada y se deja impactar por el entorno. Observa el mundo y genera empatía con él.

En éste caso el público es el grupo, es un espacio ficcional donde se ejercita la imaginación, el uso de la palabra, la gestualidad, el humor y un permiso al ridículo que es aceptado para poder dar un paso adelante.

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