Taller + de 60

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Objetivo del taller

Este taller de reflexión está destinado a compartir con nuestros pares, mujeres, las vivencias de éste transcurrir.

Nos encontraremos que siempre hay un otro, que con su mirada y su empatía nos abre una escucha atenta e interesada.

El ser humano como todo ser vivo, nace, crece, se reproduce y muere. Dado que el desarrollo dura mientras dura la vida, también la edad madura puede ser una fuente de crecimiento personal y de aprendizaje.

Abordaremos las 3 formas en que las personas pueden atravesar esta etapa: normal, patológica y creativa, también llamada activa, competente o satisfactoria.

Sabemos que si se practican una serie de estilos de vida y formas de comportamiento como ser dieta sana, ejercicio físico y mental, actividades agradables, alta motivación, etc.,  si además se cuenta con condiciones sociales favorables (protección social, servicios sociales y sanitarios) entonces se envejecerá óptimamente.

 

Horario

04 y 05 de Octubre

de 19:00 a 20.30 hs

 

 

 

Lugar

Torre Navona – Palermo

Cdad. de Buenos Aires

 

Valor

 $ 250 por encuentro 

8 encuentros de 1 hora y media

 

 

Vínculos:

Las relaciones sociales tienen una importancia vital a lo largo de la vida de las personas, ejerciendo un efecto altamente beneficioso en la salud, en la actividad, en el funcionamiento intelectual, en la satisfacción con la vida y…..en el vivir largos años con calidad de vida.

Esta etapa vital se organiza según circunstancias sociales tales como; la ida de los hijos del hogar (nido vacío), la jubilación, la presencia de algunos cambios biológicos que nos marcan el paso del tiempo, y también la abuelidad cobra un lugar importante.

La transición del trabajo a la jubilación, es un cambio muy importante donde se puede experimentar estrés, pérdida de ingresos, de identidad profesional, provocando un deterioro en el desarrollo emocional,  pues muchos sienten que el trabajo es lo que le da sentido a sus vidas.

Sin embargo la jubilación también puede tener efectos positivos en el desarrollo emocional, pues se abren las puertas a una nueva etapa, llena de posibilidades para poder hacer todo lo que una vida laboral no facilitó.

Es importante prepararse con anticipación para este momento, entendiendo que no se termina la vida, sino que se abren proyectos a descubrir, generando espacios para la reinserción social, cultural, recreativa y profesional.

La abuelidad suele aparecer como uno de los logros de ésta etapa vital, ya que se puede recuperar una posibilidad de vínculo afectivo intenso, renovar la relación con los hijos y sentir que la vivencia de finitud y de pérdidas físicas se compensa con la continuidad que brindan los más jóvenes.

Sexualidad:

Desde que nacemos establecemos unos niveles de comunicación, unos patrones de intimidad, relaciones de amor a través de nuestra piel y el resto de los órganos de los sentidos, en búsqueda del placer englobado en el campo de la sexualidad.

Hay una innata  necesidad  de vinculación afectiva independientemente de la edad de la persona.  Es una etapa en la que se requiere de un tiempo de caricias y de ternura  para alcanzar la satisfacción y el encuentro con el otro. Juega un papel importante la autoestima, la historia sexual previa y el deseo por mantener relaciones como factores determinantes para la vida íntima de las personas.

El sexo cambia con la edad, pero no se extingue y está directamente relacionado con la libertad que se haya tenido en tiempos anteriores.

Emociones:

Es una etapa donde la persona puede identificar y reconocer las emociones propias y ajenas.

Puede hacer una revisión de lo vivido, un reconocimiento de lo logrado y la aceptación de los éxitos y fracasos.

A partir de los 60 se da una cambio en el uso de las emociones, ya que la experiencia adquirida a lo largo de los años facilita la adaptación a las nuevas circunstancias y condiciones que impone la edad, utilizando las destrezas y habilidades para superar los vaivenes de la vida.

Además un buen manejo de las emociones posibilita  una mejor recuperación  ante eventos negativos, mejor satisfacción vital y menos sintomatología depresiva. Es decir se incrementa el manejo adecuado de los afectos. Las personas mayores disponen de más herramientas y estrategias cognitivas y emocionales para afrontar la vida a pesar de que, biológicamente empiecen a aparecer algunos signos de deterioro.

Establecemos a lo largo de la vida diferentes relaciones; con profesionales, con la familia, con amigos, con la pareja y muchas veces surgen conflictos,  que han quedado en el tiempo sin resolver,  generando resentimientos, que son enojos que no se han podido tramitar en forma adecuada.

La tarea será revisar esos enojos y poderlos soltar para sentirse mejor al liberarnos de las emociones negativas que acompañan a la falta de perdón, como el resentimiento, el odio y los deseos de venganza.

No se trata solo de perdonar al otro, también es muy importante definir el perdón como la posibilidad de perdonarse a uno mismo por sus errores, defectos e imperfecciones.

El perdón es un acto liberador de energía y de fuerza, que permite sanar heridas del alma, del espíritu y del corazón.

La persona que aprende a perdonar se beneficia al liberarse de las emociones  negativas, recriminaciones o actos de venganza nada eficientes ni  productivas para la vida.

Poder tener esta visión, desprendernos de enojos, rabias que hayamos tenido en épocas anteriores nos permitirá sentirnos libres y en paz para avanzar hacia el futuro sin anclarnos en un pasado ya terminado.

La práctica de la soledad elegida

El ser humano tiene una tendencia innata a compartir  su existencia con otros. En la madurez es más fácil experimentar la soledad, etapa que por lo general va acompañada de pérdidas, como el trabajo, el lugar social, el cónyuge, algunas capacidades físicas etc.

Sin embargo, estar solo no siempre es un problema, muchas veces nos viene bien para conseguir ciertos objetivos.

No es lo mismo estar solo que sentirse solo. La soledad nos puede servir para evaluar lo que estamos haciendo, que elegimos, que deseamos y ser interlocutores con uno mismo. Son momentos de introspección sumamente creativos y necesarios que nos permite evaluar la vida creativa, la familia, los amigos, la pareja, los hijos, la vida espiritual.

Este taller pretende que juntos podamos  aprender de este momento de la vida como una etapa  llena de posibilidades, donde cada uno pueda aportar y extraer los elementos esenciales para disfrutar y seguir desarrollándose.

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Claudia Erlich new

Lic. Claudia Erlich

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Coordinadora en Centro Idea

 

 

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