Terapia Farmacológica

La ansiedad como mecanismo adaptativo de defensa da lugar en el organismo a cambios psicológicos, fisiológicos y conductuales. Se genera y manifiesta a nivel del sistema nervioso, que está compuesto fundamentalmente por unas células denominadas neuronas. Las neuronas constituyen las unidades elementales para la trasmisión de información del sistema nervioso. La información dentro de una misma célula viaja de un extremo al otro mediante impulsos eléctricos. Pero este impulso eléctrico no puede pasar directamente de una neurona a la otra, dado que entre ellas hay un espacio (el llamado espacio sináptico) y no se tocan entre sí. La comunicación de una neurona con otra se produce mediante neurotransmisores, que son sustancias químicas liberadas por los terminales neuronales.

La mayoría de los tratamientos psicofarmacológicos empleados en la actualidad por la psiquiatría actúan químicamente sobre los sistemas de neurotransmisión tratando de regular, convenientemente, la actividad de determinadas áreas del sistema nervioso implicadas en el trastorno que se desea tratar.

Los ansiolíticos más utilizados pertenecen al grupo de las benzodiacepinas (Alprazolam y Clonazepam)

Éstos producen un efecto ansiolítico. Actúan reduciendo los síntomas de ansiedad en cuestión de minutos y disminuyen tanto la intensidad como la frecuencia de los episodios de angustia.

Uno de los efectos adversos de las benzodiacepinas puede ser la somnolencia leve que suele aparecer en forma transitoria durante el inicio del tratamiento.

Los antidepresivos : los IRSs (Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la Serotonina) suelen ser la medicación de primera elección para el tratamiento de los trastornos de angustia. Diversos estudios apuntan a la implicancia de la serotonina como principal neurotransmisor involucrado en los trastornos de ansiedad. El grupo de los IRSs está constituido por la Fluvoxamina, Sertralina, Paroxetina, Fluoxetina, Sertralina, Citalopram y Escitalopram. Poseen una alta especificidad contra la ansiedad y escasos efectos colaterales. No suelen presentar interacciones con otros medicamentos y no crean dependencia. Es conveniente iniciar el tratamiento con dosis bajas y en algunas ocasiones asociar ansiolíticos benzodiacepínicos las primeras semanas.

 

Información necesaria para el psiquiatra

El psiquiatra que prescribe una medicación debe poseer información acerca del paciente y no solo saber el trastorno por el cual consulta actualmente. Una historia médica completa es esencial para evitar efectos secundarios o interacciones peligrosas entre distintos medicamentos. Este debe saber qué otras medicaciones está tomando o ha tomado recientemente el paciente incluyendo medicamentos de venta libre.

Información necesaria para el paciente

Existe con mucha frecuencia una reticencia inicial al tratamiento psicofarmacológico, fundamentada principalmente en el desconocimiento del paciente respecto a la medicación y el temor por su parte a hacerse dependiente de la toma de éstos medicamentos, o a que le ocasione una excesiva sedación.

En muchas casos, tras lograrse el efecto terapéutico y remitir o desaparecer la sintomatología, el paciente se cree curado y en ocasiones abandona precipitada y bruscamente la medicación. El profesional deberá advertirle de los riesgos inherentes a esta suspensión brusca o prematura. La retirada del medicamento deberá ser programada por el médico en el momento apropiado y de una forma paulatina. Así mismo el profesional deberá insistir en el correcto cumplimiento de las tomas del fármaco como única vía para lograr el deseado efecto terapéutico.

De la misma manera informará al enfermo sobre los riesgos de la automedicación.

 

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